(Editorial del Biltzar de enero de 2017)
Hacía 19 años que no se alcanzaba un acuerdo interprofesional de todas las organizaciones sindicales y patronales en Euskadi. El pasado mes de enero hemos alcanzado uno. De una simpleza extraordinaria. Dice que otorgamos preferencia de aplicación a los convenios sectoriales del ámbito de Euskadi (básicamente provinciales) a otros que se pudieran suscribir en el ámbito del estado.
Este acuerdo es similar al que en julio suscribíamos CCOO de Euskadi, UGT y CONFEBASK y que era duramente criticado por ELA y LAB. Ver para creer. En todo caso, bienvenidos. El objetivo del acuerdo es hacer compatible la necesaria existencia de convenios estatales, con la aplicación de convenios de Euskadi cuando estos existan. Las diferencias salariales sobre todo, recomiendan hacerlo así.
Por eso CCOO ha sido históricamente el sindicato (junto con UGT y en menor medida con otros) que ha mantenido vivos los convenios colectivos provinciales en Euskadi a través de su negociación, muchas veces la movilización y finalmente su firma. No defiende los convenios sectoriales vascos quien lo proclama, sino quien los saca adelante.
Es bueno que en el conjunto de España haya convenios que protejan al conjunto de la clase trabajadora (sobre todo a quienes están en pequeñas y muy pequeñas empresas) y que limiten la competencia desleal entre empresas tirando los sueldos; y es bueno que esto sea compatible con otros convenios que mejoren las condiciones laborales en función de la correlación de fuerzas existente entre sindicatos y patronal, así como de la propia realidad socioeconómica de cada territorio.
Sin embargo este acuerdo servirá para poco (o para menos), si no va acompañado de la recuperación de los convenios colectivos que están sin renovar. Algunos desde hace muchos años.
Las cifras son concluyentes. En Euskadi hay unas 360 mil personas trabajadoras que no tienen renovado su convenio colectivo. CCOO de Euskadi ha adelantado ya alguna propuesta sobre cómo podríamos recuperar esos convenios y por tanto dar todo su sentido al acuerdo alcanzado.
Hemos dicho: Hagamos un frente sindical para abrir las mesas de negociación. Planteemos allí una serie de reivindicaciones simples para negociar con la patronal. En concreto, actualización de los salarios en base a lo que ha subido el IPC en los años en que ha estado sin renovar el convenio. Y en los años de convenio a futuro una subida salarial que mejore el poder de compra de los salarios.
Hemos dicho también: Como los sueldos más bajos han sido los que más han sufrido la caída salarial, planteemos subidas salariales “progresivas”. Que porcentualmente suban más los salarios más bajos, contribuyamos a cerrar la brecha salarial que afecta a la gente que perdió el empleo y ha encontrado otro con mucho menos sueldo, a las mujeres, a la juventud trabajadora…
Y por último hemos dicho: ¿Por qué no planteamos medidas que limiten la contratación temporal, tan negativa para que la clase trabajadora pueda tener una estabilidad laboral y reivindicar sus derechos? Se puede hacer por ejemplo encareciendo la indemnización que paga la empresa cuando despide a un trabajador temporal. Algo, cuando es más caro se usa menos. No es ninguna utopía. Lo acabamos de hacer en el convenio de Intervención Social de Gipuzkoa. Lo tenemos recogido en los convenios de la construcción de Bizkaia y Araba.
¿Cuál ha sido la respuesta de ELA y LAB? No. ¿Cuál será la contestación de las patronales si no hay un mínimo de unidad sindical? No. ¿Cuál sería la contestación de las patronales si hubiera un mínimo común sindical, y además la propia administración pública remara a favor de los acuerdos? Pues veríamos. Habría que pelearlo.
Esto nos hace pensar que el acuerdo que da prevalencia a los convenios vascos puede acabar convirtiéndose en un sarcófago. Los sarcófagos eran los recipientes donde se guardaban las momias. Las momias son cadáveres embalsamados mantenidos en un grado de conservación aceptable después de la muerte.
Y quizás algunos es lo que quieren hacer con los convenios sectoriales vascos. Dejarles morir, que tengan una cierta apariencia de que se conservan, pero que cada vez sean menos referencia para lograr derechos laborales para la mayoría trabajadora de este país.
Porque por desgracia las causas del bloqueo de los convenios siguen siendo las mismas de siempre. Una patronal cómoda en la no-renovación. Haciendo caja en muchos casos con la congelación salarial. Sin actualizar derechos laborales que van a ser fundamentales en un futuro cambiante. Una patronal que cada vez ve más cuestionada su propia legitimidad como agente social, pero que utiliza de forma ventajista el modelo que impulsó la reforma laboral, que en nuestra opinión es nefasto en Euskadi.
Y desgraciadamente hay que decir que unas organizaciones sindicales nacionalistas que van a volver a priorizar dinámicas políticas. LAB le va a hacer de muletilla de ELA en negociación colectiva a cambio de que ELA sople las velas para hinchar conjuntamente de un hipotético proceso político, que les llevaría a no se sabe muy bien dónde ni a favor de quién.
Los daminificados/as, las centenares de miles de personas que en Euskadi se enfrentan a que sus convenios colectivos de referencia se disuelvan paulatinamente. Y se les inste a negociar en las empresas, sin la red sectorial. Una privatización del convenio colectivo que pasaría de ser una especie de bien público (que afecta más del 80% de la población asalariada) a un bien privado (que afecta a quien se lo pueda procurar en su empresa).
CCOO de Euskadi no se va a resignar a ese escenario. Ponemos encima de la mesa propuestas; predisposición a negociarlas y si no hay respuesta patronal, instar a la movilización; voluntad de acuerdo. También les decimos a las y los trabajadores/as: con la actual correlación de fuerzas sindicales, el riesgo de hacer momias de nuestros convenios es muy alto.