EL BLOG DE UNAI SORDO

Unai Sordo

Secretario General de CCOO

¿Se ocupan los sindicatos de los parados?

 

Cuando hay alguna fecha de relevancia sindical como el 1º de Mayo, se escucha el recurrente mensaje de que los sindicatos ni se ocupan ni se preocupan de las personas en paro, sino únicamente de aquellas que tienen empleo. Y no falta quien apostilla aquello de “y sólo de quienes tienen un buen empleo”.

Adelanto dos cosas. No estoy de acuerdo con esas afirmaciones, pero las entiendo en función de quien las formule. Dicho claramente. Una persona que está en paro quiere un trabajo.  El sindicato no le puede proporcionar el trabajo. Por tanto la relación entre la persona y el sindicato es de insatisfacción. No es razonable porque el sindicato no está para eso, pero es comprensible.

Con recordar de forma superficial aquello de las jerarquías de necesidades de la psicología de Maslow, a cualquier persona que quiera trabajar y no pueda es muy probable que le importe un pito lo que yo pueda decir a partir de ahora. Lo acepto y lo asumo, pero pese a todo voy a seguir porque muchos de quienes acuñen la frase inicial no van a ser parados, ni van a pronunciarla desde ninguna empatía real con el parado, sino más bien desde otros preceptos ideológicos.

Creo que los sindicatos o al menos el mío, cuando hacen una crítica de fondo a la orientación actual de las políticas económicas lo hacemos desde la sincera convicción de que están agravando y alargando el drama del paro. La ración de políticas de austeridad, la devaluación interna, etc. tienen un efecto de contracción económica que nadie discute y ya ministros reconocen.

En segundo lugar la mayoría de las prioridades sindicales en sus negociaciones con los Gobiernos han estado relacionadas con la situación de las personas en desempleo. La iniciativa de una renta mínima o el llamamiento a reformar la prestación de desempleo atendiendo a preocupantes tipologías de desempleo como el de larga duración o de personas de una edad laboral avanzada, son sólo dos ejemplos.

En tercer lugar CCOO lleva formulando varios años un enunciado al que no siempre se presta atención desde el punto de vista del problema del paro. Aquello de sustituir la flexibilidad externa (contratación precaria-despido sencillo) por esquemas de flexibilidad interna pactada. Se trata de establecer mecanismos de adaptación del volumen de trabajo a las variaciones en el ciclo productivo no soltando el lastre de empleo temporal, sino adaptando el volumen de trabajo sin perder empleo.

Se podrá decir que es un enunciado teórico. No lo es. Es este país se han pactado (antes y después de la reforma laboral, para que no se emocione y se apunte el tanto la Ministra en funciones) cantidad de Expedientes de Regulación Temporal de Empleo. Reducciones de jornada o suspensiones de contrato que han evitado decenas de miles de despidos.

Hemos solicitado medidas complementarias que incentiven estas prácticas. En su día por ejemplo, la reposición de las prestaciones de desempleo hasta 180 días para quienes pese a haberse acogido a estos ERTES, terminaran en el paro porque la situación no remontó. Era una forma de incentivar esta dinámica frente a la de temporalidad-despido. La eliminación de esta medida, así como la reforma laboral, eliminando los controles administrativos sobre los EREs, facilitando el despido, o la precarización del tiempo parcial inciden en el viejo esquema. Contrato precario, despido fácil. Y en una sociedad de mercado, lo que se hace más barato y más fácil, se usa más.

Por último pero no menos importante, CCOO ha sido un sindicato proactivo respecto a las necesidades de las personas desempleadas y sus necesidades. Nuestro propio rol en la determinación de las políticas activas de empleo.

Ser proactivo significa implicarse y proponer. Necesitamos detectar cómo va a evolucionar las necesidades de producción, los sectores, la tecnología, la cualificación requerida en el futuro; partiendo de esa detección hay que diseñar, promover e implementar medidas de adaptación, cualificación continua, intermediación, reconocimiento competencial, etc. No sólo como forma de inserción de la actual persona desempleada, sino como prevención ante el hipotético deparo2sempleo futuro.

Y lo tenemos que hacer desde ese montón de antenas que tiene el sindicato por estar en los centros de trabajo, porque el resto de antenas públicas o parapúblicas a día de hoy funcionan sin contar con la participación sindical.

Y esto lo tenemos que hacer desde una participación a veces cuestionada o castrada en los ámbitos de participación sindical tripartita, ante Gobiernos que piden corresponsabilidad y niegan ámbitos de ejercicio real de la misma. ¿Alguien se imagina la reacción de muchos de quienes cuestionan el compromiso sindical con las personas en paro si se planteara la participación sindical en la gestión de la prestación de desempleo (modelo Ghent), instaurado hace más de un siglo en países nórdicos a los que se pone como modelo? (cuando conviene y para lo que conviene claro…)

Se le exige al sindicato una corresponsabilidad para actuar en ámbitos al que se le niega una función. Y esto no es de recibo.

Termino. En lo del “sólo se ocupan de los que tienen trabajo” suele esconderse una trampa ideológica muy liberal, que suele comprar algún despistado. El sindicato genera derechos, salarios, etc. para quien trabaja, y esos derechos, salarios pretenden consolidarse. Esa consolidación a ojos liberales es una rigidez que dibuja una frontera de exclusión para los que no trabajan. El derecho se equipara alegremente al privilegio y acabamos por tener la culpa de la segmentación múltiple del mercado de trabajo.

No hay que ser muy agudo para ver la resolución del dilema que apuntan: Relativicese el derecho, redúzcase el salario, des-normativícese el procedimiento. En definitiva, trabajen con menos derechos, con menos garantías, con peores condiciones, porque así trabajarán más personas. Y a eso están.

Unai Sordo

Secretario General de CCOO