Hemos concluido una ronda de asambleas por las comarcas de Euskadi donde el tema central era la salud en el trabajo. La participación en preguntas y comentarios de las y los delegados participantes (unos 600) han sido cuestiones muy concretas, pegadas al terreno, que demuestran que existe preocupación con esta problemática.
En pocas cuestiones como en lo relativo a las enfermedades profesionales y accidentes de trabajo se puede hacer tanta pedagogía sobre la importancia del sindicato, la acción sindical y la organización colectiva de las personas trabajadoras.
CCOO de Euskadi es una organización referente en esta materia. Dicho sin autocomplacencia, pero sólo se puede negar esta afirmación desde anteojeras ideológicas o sectarias bastante gruesas.
En las múltiples facetas del trabajo sindical al respecto, paulatinamente vamos introduciendo nuevas patologías en la lista de enfermedades profesionales: los cánceres de laringe producto de la exposición al amianto, la última. Queda más. Ahora estamos peleando por el reconocimiento del cáncer de pulmón por inhalación del polvo de sílice.
Cotidianamente tratamos de que los planes de prevención en las empresas, así como los protocolos de vigilancia específica de la salud, se adecuen a los puestos que efectivamente existen en cada centro de trabajo donde tenemos presencia. Se trata de evitar que se conviertan en documentos o prácticas de “copiar y pegar”, que acaban por no ser útiles y que terminan por no hacerse. Pero se trata también, cómo no, de exigir a las empresas que se anticipen a los daños a la salud con otro tipo de medidas preventivas.
Pero es que el sindicato es el principal agente de detección de enfermedades profesionales que estaban ocultas como enfermedades de origen común. Tenemos aun sin cerrar los expedientes del año 2015, pero en 2014 superamos en Euskadi la centena de casos en que hicimos “visible lo invisible”.
Esto ha sido fundamental para sensibilizar sobre estas cuestiones, para sacar un poco del agua la punta del enorme iceberg que son las enfermedades profesionales. Hemos conseguido en esos y otros casos indemnizaciones para las personas enfermas, recargos en sus prestaciones. Según datos de la propia Osakidetza, cada tratamiento de cáncer producto del amianto cuyo costo asumen las mutuas (por ser de origen profesional) en lugar de Osakidetza (por haber estado oculta como enfermedad de origen común) supone un coste de 40 mil euros por paciente y año.
Nos hemos concentrado delante de mutuas cuando sus prácticas no son buenas denunciando casos concretos (altas indebidas u otros), ante servicios de prevención, ante el INSS o la Tesorería General de la Seguridad Social (por ejemplo cuando se recurren determinaciones de contingencias o no se reconoce directamente el origen profesional de una dolencia para “aburrir” judicialmente al enfermo, en una práctica que merece reprobación pública). Jugamos con su “marca”, con su imagen desde la calle, presionando.
Estamos en órganos de participación como Osalan, las propias mutuas (para presionar por que la cartera de prestaciones contemple situaciones dramáticas de muchas personas trabajadoras), los espacios de participación en la Seguridad Social.
Clave el trabajo en las empresas y centros de trabajo. Las evaluaciones de riesgos pueden ser fundamentales para determinar las contingencias profesionales de accidentes y enfermedades, impugnar altas indebidas, lograr incapacidades profesionales, etc. Y esto lo tienen que exigir los y las delegados de prevención o de personal, y el sindicato apoyar, asesorar y formar al respecto.
Qué decir cuando la precariedad y la explotación hace que un “empresario” dé a firmar un contrato, y a la vez (bueno, unos segundos antes, para que se entienda la idea…) documentos sobre haber recibido Equipos de Protección Individual que no se reciben, renuncias a hacer el reconocimiento médico (ahorro de 70-80 miserables euros para la “empresa”), y cuestiones similares.
Toda esta acción sindical que va desde el tajo al convenio, desde la concentración ante una mutua o una denuncia pública de un servicio de prevención hasta espacios de participación institucional tripartitos, hace el sindicato. Hacen los y las sindicalistas. No el 28 de abril. Todo el año. Al menos, los y las de Comisiones Obreras.