En los días previos al 1º de mayo, DEIA nos hizo una entrevista con un par de cuestiones. Como por cuestiones de espacio salió un poco cortada en la edición de papel, la pongo aquí completa.
- Tema industria vasca: ¿De quién es la responsabilidad de la crisis que viven las acerías vascas? Viendo los factores internacionales, la competencia de china, el parón de las economías emergentes… ¿qué soluciones se proponen para mantener la industria y el empleo? ¿Quién tiene la solución: Bruselas, el Gobierno español, el Gobierno vasco; y qué pueden aportar los sindicatos en esa solución?
La industria vasca, y no sólo la vasca sino la europea, tienen un reto político ante el papel que juegan economías enormes como la china. Digo político, porque económico es obvio. Pero eso no debe utilizarse como una excusa para que las instituciones vascas escurran el bulto. Nuestras instituciones han contribuido al consenso europeo sobre “el desarme” en las capacidades del poder público para intervenir en la economía. Se ha debilitado el sector público, se ha bancarizado el sistema de cajas, se renuncia a instrumentos financieros públicos, se decretan recortes y medidas de austeridad que afectan también a las políticas industriales, de I+D, etc.
Pese a esto, sería absurdo no entender que el actual modelo de globalización sin normas ni estándares sociales y medioambientales es un reto global. Euskadi no es una isla. Necesitamos que desde Europa se habiliten políticas que hagan que las exportaciones desde economías que no cumplen unos mínimos laborales o medioambientales tengan un ajuste en frontera (gravamen) para que no se dé la actual competencia desleal. Son las multinacionales e inversores globales quienes se basan en la actual situación para chantajear a plantillas y a gobiernos.
Además hace falta impulsar y democratizar políticas industriales. En Euskadi hay varios espacios de análisis sobre cómo van a evolucionar los distintos sectores de producción; también hay espacios sobre como adecuar empresas a esos cambios; y también hay líneas de inversión y subvención para esas adaptaciones. Ahora bien ¿Qué papel juegan ahí la clase trabajadora y sus organizaciones representativas? ¿Cómo se extienden eso al conjunto del tejido de empresas vascas?
CCOO ha trasladado al Gobierno Vasco su disposición a establecer un marco estable de información sobre cómo y por dónde van a evolucionar los sectores, y por tanto las empresas y por tanto el empleo. Pensamos que sobre esa base de conocimiento compartido hay que orientar las políticas de empleo, de apoyo a sectores estratégicos, de mejoras en la cualificación para que esos cambios que vienen no pasen por encima de los trabajadores como un tsunami.
Y hay que transparentar cómo, dónde y por qué se canalizan los recursos públicos que existen en materia de promoción económica. Para CCOO este conjunto de políticas fundamentales en el futuro del mundo del trabajo son la base de un marco tripartito, estable y reconocido. Lo llamamos diálogo social o como queramos, pero ese debate se tiene que dar entre Gobierno, patronal y sindicatos, al menos los que creemos en la utilidad de estos espacios. La incógnita es saber si hay voluntad política de hacerlo o el poder económico y político quiere seguir instalado en una especie de despotismo ilustrado.
- Relaciones laborales: El documento de Confebask sobre una nueva cultura empresarial, ¿cómo se valora? ¿Es un intento de dejar fuera de las empresas a los sindicatos? Tras las reformas, el aumento de la precariedad y la inseguridad laboral y la caída de la cobertura de los convenios, ¿están los sindicatos en una encrucijada? ¿Cómo se afronta la adaptación a este escenario?
El llamado nuevo modelo de Relaciones Laborales de Confebask nos parece un modelo de gestión teórico empresarial. El nombre de modelo de RRLL ya nos parece un exceso y más bien un slogan. Pensamos que pretende limpiar la cara de la patronal, estirar las ventajas que le otorga la reforma laboral y escapar de compromisos sobre la negociación colectiva.
La imagen de sustituir “la sokatira por la trainera” queda muy bonita, pero en el Titanic también iban todos en la misma dirección y cuando se hundió se salvaron los pasajeros de business y se ahogaron los de los camarotes de tercera.
Han puesto hábilmente el foco sobre la participación y la transparencia en las empresas. Esto en la inmensa mayoría de ellas hoy en día es ciencia ficción. Claro que ninguna organización sindical medianamente cabal rechaza mayor participación con información real en las empresas. Pero la patronal tiene que asumir que esta relación es conflictual y colectiva, y ahí el sindicato es insustituible. Salvo que se apueste por un paternalismo al margen del derecho que otorga el convenio colectivo y una individualización de las relaciones laborales. Y mucho de eso también apreciamos.
CCOO considera que la cobertura de convenios a la inmensa mayoría de trabajadores/as es fundamental para la cohesión social sobre todo en la pequeña y micro-empresa. Sin marcos sectoriales no hay sindicalismo de clase. Hay corporativismo y privatización de la negociación colectiva, aunque se disfrace de discurso radicaloide. Hay que desconfiar de quien afirma que lo importante no es la cobertura del convenio, sino sólo los contenidos. Es como decir que lo importante de la sanidad no es que sea pública o privada, sino que donde se dé, se dé bien. Ese discurso lo compra cualquier empresa de la sanidad privada.
Dicho esto, la acción sindical en la empresa es más trascendente que nunca por la enorme diversidad de lo que hoy es la clase trabajadora y la variedad de problemas laborales. Debemos enfocar la mayoría de los recursos sindicales a fomentar la organización de la gente en todas las empresas con especial atención a las PYMES. Y dotar a esa gente organizada de herramientas para hacer un sindicalismo más amplio. En convenios, pero también en igualdad, salud laboral, acceso a la formación continua, combatir distintas formas de discriminación empezando por la de género, etc.