El peligroso relato de la intervención externa
Hace una década España emprendía el camino de la devaluación interna. Las políticas contra la crisis mundial del 2008 que se definieron a partir de mayo de 2010 y en los años sucesivos, se caracterizaron por un agresivo paquete de medidas de recorte de gasto público, determinadas subidas de impuestos y reformas antisociales, que provocaron al menos dos tipos de consecuencia.
Una, de índole socioeconómico. Aumentó la desigualdad, disminuyeron los salarios, empeoró la calidad de los servicios públicos. Una parte muy importante de la sociedad española vio mermado su nivel de vida de una forma importante. Precariedad, inseguridad vital, ruptura de expectativas vitales.
Otra de índole socio-política. El paquete de medidas citado se justificó dentro de las condiciones que “Europa” le imponía a España para rescatar el sistema financiero y con él la economía. Instancias externas (una nebulosa Troyka, Bruselas, los “hombres de negro”…), saltaban las preferencias democráticas que pudiera tener nuestro país para imponer una agenda antisocial.