La campaña hasta el 14-N va a ser brutal. No importa. La movilización europea con huelga en varios países, manifestaciones en otros tantos, con distintos sindicatos, y un nivel de convergencia social sin precedente es un hito histórico. Ni más ni menos.
Nos acusarán de irresponsables. No importa. Irresponsables son los que “a sotto voce” y sin micrófonos mediante, reconocen que estas políticas de secano y austeridad nos llevan al desastre. Y lo dicen desde el campo empresarial, político o financiero. Y a la vez en público se escandalizan de que el movimiento sindical diga que el rey va desnudo y lo diga actuando y movilizando.
Ellos tienen sus lobbys, sus grupos de presión, sus capacidades para interferir en la prima de riesgo, el precio de la financiación, la opinión… A nosotras y nosotros nos quieren mandar a las catacumbas la representación colectiva, los convenios, la capacidad de ser sujetos colectivos en la concertación.
Nos querían desarticular, ningunear, atomizar, individualizar, nacionalizar, aislar. El concepto de estado-nación, tan vigente en el imaginario colectivo como débil ante la nueva realidad económica no puede agotar la capacidad de respuesta sindical y social. Las distintas apelaciones a las soberanías en clave de repliegue no pueden ocultar la necesidad de pasearse a cuerpo en los ámbitos globales. Allí donde hace años que el capital desarrolla sus estrategias, maximiza sus beneficios y ventajas comparativas.
Integración de mercados, sobre-endeudamiento en países deficitarios en sus balanzas periféricas a costa del doping de crédito excedentario central. Trasplante de deuda privada empresarial y financiera a las cuentas públicas, déficit, deuda, debilidad institucional, chantaje de los inversores rescatados para dinamitar un modelo social.
Algunos quieren instalar el “quien a Dios se la dé, San Pedro se la bendiga” el “sálvese quien pueda”, “la rabia es mío, eso es mío, sólo mío”. En este momento de zozobra, de dificultad, de desnortados… el 14-N es una referencia. Estamos, seguiremos. GOAZEN.